Entre el 2017 al 2022, Puerto Rico ha sufrido, al menos tres emergencias que han causado, interrupciones severas en los servicios escolares. En septiembre de 2017, Puerto Rico fue azotado por dos grandes huracanes que obligaron a cerrar las escuelas públicas. Aunque las secuelas afectaron a toda la Isla, algunos municipios, especialmente en la costa este y las regiones centrales, se vieron significativamente afectados. Sus cierres fueron más prolongados y, en algunos casos, permanentes. Las escuelas públicas abrieron gradualmente entre noviembre y diciembre de 2017. Sin embargo, los días escolares no fueron reemplazados en muchos casos y parece haber diferencias significativas en el acceso a la escuela y la educación por región y nivel socioeconómico.
La segunda serie de eventos ocurrió alrededor del 7 de enero de 2020, con un terremoto de 6.4 y una serie de réplicas en las semanas posteriores que retrasaron significativamente el inicio del segundo semestre del año académico para un número considerable de estudiantes. Las escuelas de los municipios del sur, donde los sismos causaron daños importantes, fueron las últimas en reabrir. No todas habían reabierto cuando se desarrolló la tercera crisis alrededor del 16 de marzo de 2020, y el gobierno ordenó el cierre de escuelas para mitigar la pandemia de COVID-19.
Nuestra investigación se enfoca en el vínculo entre las interrupciones escolares debido a eventos adversos consecutivos y los resultados académicos, con especial interés en identificar los desafíos de los estudiantes vulnerables de familias de bajos ingresos o con discapacidades. Incorporando tanto el análisis cuantitativo de datos administrativos como el análisis cualitativo de entrevistas y grupos focales con personal escolar.
Este trabajo se realizó gracias a las subvenciones de las siguientes fuentes:
- The Quick Response Research Award Program is based on work supported by the National Science Foundation (NSF Award #1635593). This Special Call for Quick Response Research in U.S. Territories is made possible through supplemental funding from the Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Any opinions, findings, conclusions, or recommendations expressed in this material are those of the authors and do not necessarily reflect the views of the NSF, CDC, or Natural Hazards Center.
- Filantropía PR